sábado, 28 de febrero de 2015

Rebellion [Part1]




— Llévame contigo, por favor, no me dejes atrás, no estoy pidiendo mucho salvo que me lleves contigo, te lo ruego no me dejes así. –El castaño se aferró con fuerzas a las ropas del moreno casi llorando.



— Lo siento, quisiera hacerlo pero aun si pudiera no sería bueno para ti. –Esas palabras le hicieron dejar de insistir.



— ¿Qué sabes tú acerca de lo que es bueno para mí? ¿No estás escuchando? No me importa cómo mientras tú estés ahí yo…



— ¡NO! Maldita sea, Hide-Zou, deja de depender de mí no puedes hacer esto, no me hagas esto a mí, no quiero que estés conmigo de esa manera. –El mayor estaba molesto y en sus facciones Hide-Zou podía notarlo tanto que no dijo nada, se quedó callado aun si quería refutar.



— Me voy a casa.



Fue lo último que salió de sus labios, tomó sus cosas y salió de aquel departamento que ahora solo lucía vacío por las interminables cajas llenas de lo que alguna vez fue un hogar. La única persona que tenía en ese momento le iba a abandonar y podía entender que fuese por alcanzar un sueño o meta pero dejarlo atrás no entraba en su cabeza, esperaba que aquella persona que tanto amaba algún día le llevase consigo, tenía la ligera esperanza y aquello comenzaba a tornarse distinto. Regresó a casa sin sentimiento alguno era como quedarse completamente en blanco, apenas se sentó comenzó a quitarse los calcetines y se acurrucó en el sofá mientras encendía el televisor.



— Regresaras a Gunma y yo me quedaré en esta ciudad…. ¿Por qué no puedo estar contigo? –Fue su ultimo murmuró antes de quedarse dormido, estaba cansado aunque muchos no comprendieran como un estúpido estudiante y camarero de medio tiempo podía estarlo si no tenía responsabilidades de por medio.


Los días siguientes se concentró en su trabajo y estudios aun si no deseaba hacerlo porque aquello solo daba vueltas en su cabeza. No respondió a las constantes llamadas ni siquiera a los sonidos del timbre de su departamento o las interminables notas en su buzón.



Llevó una mano a su abdomen, ardía, se sentía débil, mareado y la razón era simple, no quería ni probar alimento aun así se dirigió a la máquina de bebidas y cogió un café para poder despertar.



— ¡Hey, Hide-Chan!



— ¿Hide-Chan? –Frunció el ceño al ver al pelirrojo aproximándose con una sonrisa en su rostro.



— ¿Has terminado el óleo que debemos presentar?



— Ah… -Negó mientras bebía el café y lo examinaba de pies a cabeza, era un chico raro, algo extravagante pero ¿Qué se podía esperar de un artista? Esas perforaciones y su cabello le hacían pensar si él lucía igual, quizás pero su aspecto era mas de ‘vago sin hogar’. –Aun no encuentro inspiración, no creo que deba presentar. –Suspiró y tomó asiento en la banca mas próxima.



— No digas eso, tienes un talento increíble sería una pena si se desperdicia así como así.



— ¿Crees? Yo no lo veo igual aun así deseo abandonar esto en breve.



— ¡¿Abandonar?! ¿Estás loco? –El pelirrojo saltó dejando sus cosas en el suelo. –No puedes, no lo permitiré.



— Puede que lo este. –Bebió el café hasta terminar con él y sostuvo la lata entre sus manos. –No veo futuro en nada de esto y no creo poder seguir así. –Bajó la mirada observando la lata y consumiéndose en sus pensamientos.



— Yo tampoco pero estas siendo pesimista, Ruiza es a quién veo viviendo de esto y después de ello a ti me estoy dejando al último pero quiero demostrar que también alguien puede verme así.





Hide-Zou se sorprendió al escucharle, era la primera vez que alguien le decía eso incluso con la persona que estaba jamás escucho algo tan alentador. Frunció el ceño pero no podía decir nada aunque tenía las palabras atoradas en la garganta.



— ¿Quieres ir a tomar algo esta noche? –Sonrío de forma amable, esa era su forma de agradecerle aquello.



— ¡Claro iré! Pero dame tu núm…



— ¡Hide-Zou! –Esa voz autoritaria le hizo salir de ambiente arrastrándolo a la miseria.



— ¿Ah? –No podía creerlo, era ese tipo de nuevo, frunció el ceño y se levantó. –Hiroki.



El viento ha dejado de soplar en el desierto.




A veces pienso que terminaré desapareciendo, tengo esa extraña sensación de que no hay nada más para mí y si de mí dependiera seguir es que ya me habría detenido hace mucho pero sigo despertando cada día y se vuelve mas complicado, a veces tengo ese presentimiento que me hundiré en la neblina de mis sueños para siempre y ojala fuese de esa forma porque no quiero despertar a esta estúpida realidad, quiero estar en paz y descansar mi mente, deseo dejar de preguntarme tantas cosas y deshacer estos sentimientos, perder el conocimiento y dejar de reconocerte.



Estamos en diferentes caminos ¿No es así? y estúpidamente continuo aun con la pregunta en mi cabeza ¿Algún día será uno solo? Quisiera estar desesperadamente cerca y cuando parece que lo he conseguido simplemente hay mil excusas cuando yo soy feliz con poquito y entonces mis sueños se hacen trizas. Quisiera compartir todo esto contigo pero no soy capaz ni de sostener tu mano, entonces ¿Cuándo ya tus sueños se hayan cumplido y estés bien vendrás por mí? ¿Crees que esperaré tanto por ti? Quisiera seguirte a todas partes pero me he dado cuenta de algo, no te agradará y no lo deseas.



Cuando observo tus pupilas hay tantas dudas y miedos que no creo seas capaz de afrontar y quisiera tomarte, quisiera solucionarlo y hacerlo por ambos pero tú me ocultas, me quieres siempre en este lugar y yo no puedo soportarlo.



Escuché de nuevo la letra de esa triste canción que un día él escribió y siempre ha dado vueltas en mi cabeza pero jamás aunque tenga la oportunidad de preguntarle directamente jamás sincronizaré con sus sentimientos y aunque una milésima de mi lo haga no estoy seguro si habla de amor pero siempre voy creyendo eso. Cuándo él dice ‘Sentía como si fuese la única persona que había quedado en este mundo’, ‘Tengo la manía de no darte libertad pero mi triste yo te hace sentir así y entonces ¿qué puedo yo hacer? Abrázame’ es lo mismo que pasa conmigo, no quiero explicarlo pero quiero ser lo mas egoísta posible pero me has enseñado que nada de eso funcionara y entonces debo serlo conmigo mismo. Aun no sé si llegues a comprenderlo.



Estoy muriendo mientras espero, esta constante lucha contra mí mismo la llevo perdiendo. Las paredes se pintan de tristeza y puedo verlo pero ni aun derramando estas lágrimas podrás saberlo. Yo sigo esperando por ser rescatado pero quizás nadie vendrá por mí entonces debo luchar para recatarme, esperar algo de alguien es estúpido. Las señales ente tu y yo dejaron de funcionar.



He perdido todo y aunque deseo perderme aun quiero demostrar que no me he dado por vencido, permíteme perderme en tu desierto, créame tantas ilusiones como puedas mientras sigo en este sendero buscando nuestros sueños, camino sintiendo que todo ese calor terminará conmigo, dame de beber, alimenta mis necesidades aunque no esté bien con ello.










jueves, 26 de febrero de 2015

Dustin O’Halloran

Lo mencione hace ratito, bien en la entrada pasada pero como sea no recuerdo o quizás si, me enamore de Dustin O'Halloran cuando unos amigos y yo por chat intercambiábamos con que tipo de música nos inspiramos para darle vida a cierto personaje en fin estoy divagando mucho.   

Dustin O’Halloran es un pianista y compositor estadounidense.  Su mas grande participación fue en la película de Maria Antonieta de Sofía Coppola y varias películas mas. 

A mi me encanta la música a piano mas que a violín y por ello es que mi búsqueda había sido un poco quisquillosa y no encontraba un compositor que de verdad me inspirara a escribir aunque sea tonterías pero que me desahogara y es que se me revuelve el estomago y las emociones se me hacen trizas cuando escucho su música. Bien como una 'imagen' vale mas que mil palabras pues dejo vídeos. 

¡A disfrutar!




Like Crazy



Ayer pasaban de las 3 a.m. porque pocos saben que una hora antes me veo Regular Show, ya es costumbre en mí pero bueno mientras buscaba en los canales que mas ver mientras me ganaba el sueño me encontré con una escena familiar y decidí dejarle, independientemente de la escena la música de Dustin O’Halloran, asdfasdf *se emociona* Ok, bueno pues era la película ‘LIke Crazy’ 

Ya la había visto anteriormente por una recomendación y me gusto demasiado. Es una película medio extraña a mi gusto y es que no veo muchas pelís románticas pero vamos que esta tiene la pizca de realidad, no es un ‘felices por siempre’ pero tampoco algo amargo sin embargo nos muestra la vida de pareja que llevan Anna y Jacob, ella es de Inglaterra y él de estados unidos, típico, durante el intercambio de ella se conocen, se enamoran pero a lo largo de la cinta vemos los diversos problemas que hay entre ellos, desde la felicidad hasta lo amargo que puede ser que anden en papeleos de su visa, que si se casan. Lo mas notable es que se separan y vuelven no se cuántas veces a pesar de todo… ya saben son de esos amores imposibles de olvidar, que aunque estén lejos se siguen extrañando… me pongo a pensar a estas alturas si en realidad hay una persona predeterminada o unida a ti como lo dirían los japoneses, con un lazo rojo del destino. En fin, me gusta mucho el final… así que la seguí viendo y la música de Dustin es PRECIOSA, en serio deben escucharle. 


Love




Cuando las cosas no marchan bien o simplemente parecen ir en cierta dirección comienzan a disgustarme. No tener el control sobre ciertas cosas puede llegar alterarme y no sentirme seguro también pero estoy tratando de dejar eso atrás y ser llevado por la corriente un poco, solo un poco.



No sé qué sea pero siempre que alguien me miente tengo un cien por ciento en ese presentimiento y en realidad le doy mucha mas importancia de lo que algunos creen. Como sea, llevó meses acoplándome a una situación que no me agrada en lo absoluto por un simple motivo y razón.



Quisiera poder decirle a esa persona lo mucho que me molesta todo esto pero termino callándome por diversas causas y porque también quiero evitar escuchar lo mismo pero últimamente me siento tan mal… siento que en realidad estoy siendo dejado atrás y supongo que eso es bueno finalmente debe ser así y creo que también debería alejarme aunque tiendo a hacerlo porque así soy en realidad, prefiero lidiar con mis cosas lejos de medio mundo así este muriendo aunque me desagrada colapsar… creo que debo encontrar un camino para mí y no depende de nadie… aunque me hubiese gustado depender un poquito de esa persona… no será así creo que hay cosas que ya no veo posibles y aunque me duela tendré que ser muy realista en cuanto a eso.



Esos sentimientos se vuelven un tanto complicados conforme pasa el tiempo y no sé si las cosas con ello valdrán la pena creo que después de tanto debe rendir frutos no es así? sin embargo sigue siendo doloroso de alguna forma u otra… No poder decir nada o en redarte con poco y yo alguna vez pensé en ello, que es tan complicado decir cosas simples por diversas causas aunque siempre termina igual.

miércoles, 25 de febrero de 2015

HIROZOU UA (Universo Alterno) Advertencia: Temática homosexual +18


Su respiración se hacía cada vez más lenta y se notaba un esfuerzo tremendo a cada segundo para tomar y lanzar después una bocanada de aire. La tarde caía sobre su rostro lleno de quietud aunque por dentro estuviera sufriendo. Los naranjas, rojos, amarillos e inclusive verdes del atardecer se reflejaban en toda la habitación dando un pintoresco efecto antiguo pero a su vez una hermosa imagen difícil de borrar. Las cortinas se oleaban lentamente con la briza, como si ellas fueran a morir en algún momento y eso sucedería cuando tranquilamente el viento las dejara en paz, cuando aquel invitado transparente se esfumara a quien sabe dónde.



Nada ni nadie osaba a interrumpir la quietud de aquel panorama, (inclusive nosotros por mas que quisiéramos averiguar más allá de lo descrito anteriormente), no existía mas que esa presencia humana ahí. Si estuviéramos en el marco de la ventana nuestra vista solo se enfocaría en aquella pieza, la cama, él… y nada mas. Ni un adorno, ni un cuadro, ni una silla, mesa o cómoda. Solo él, ahí conectado quieto, sin prisas, sin calmas.



¿Quién era y por qué estaba ahí?, eran buenas preguntas pero un tanto apresuradas, tan solo bastaba decir qué era el protagonista y lo demás vendría.



-.-.-.- Cinco años atrás-.-.-.-



¿Castaño oscuro o claro?, bueno eso dependía de la luz, pero si era largo y lacio tan lacio que muchos osaban a tacharle de rebelde, ese cabello ondeándose por aquí y por allá dándole el toque a su fachada de ‘malo’. Sus facciones eran completamente finas, su piel era común, ni blanca ni tostada, simplemente con los toques perfectos para decirnos que gozaba de buena salud. Tenía unas cejas increíblemente enmarcadas que con los parpados caídos sobre sus pequeños orbes cafés daban la sensación de estar de mal humor siempre. La nariz la había heredado del padre y era lo único que le había robado, bastante perfecta para su rostro, mediana, chata pero si lo suficiente para darle un toque pintoresco a sus labios, delgados y anchos, con la dentadura perfecta de comercial, aunque claro estaba de moda traerlos torcidos pero cuando él sonreía era lo único con lo que quedaban embelesados. Digámoslo así, era su punto fuerte y débil. Uno de sus mas grandes defectos era la forma en la que vestía, no tenía reparo cuando se trataba de lucir decente, no se recogía el cabello, ni usaba pantalones como todo el mundo, mas bien parecía que siempre estaba en pijama y entre mas ropas haciéndole capas por aquí y por allá mucho mejor. Su forma de caminar era peculiar a muchos les encantaba decir que lo hacía como un señor de edad que sufría de la espalda pero él solo imitaba aquello le gustaba permanecer encorvado.

Con ese andar, esa forma de vestir y sus hermosas facciones tomaba la ruta que tenía desde hace tres meses, directo a un restaurant en el corazón de la ciudad, la especialidad fideos japoneses desde ‘Udon hasta el ya conocidísimo Ramen’. Era un trabajo catalogado como decente, pagaba el alquiler, le daba de comer y lo mantenía al día. No le gustaba porque claro él como todo el mundo tenía sueños y como la mayoría sueños truncados. Quería ser actor, quería ser guitarrista, cantante y mucho mas todo relacionado con ese medio al cual se referían como ‘espectáculo’, pero se desvió muchos kilómetros de su sueño, había dejado el ‘nido’, pero vivir solo no era fácil, menos trabajar, peor aún estudiar, así que termino resignándose.


Con ese típico traje blanco se dispuso a tomar su turno, humo, calor, olores de todo tipo, de carne, de fideos, de caldo de puerco, del tabaco que fumaban los clientes en la barra o el olor a alcohol que tomaban los de las mesas peor aún, el olor de sudor de su compañero en turno. Solo curvo una ceja, enrolló su cabello en una liga para cumplir las normas y se puso la mascarilla para evitar convertir el lugar en una película de terror.



Ahí estaba, una y otra vez preparando platillos, llevando ordenes de un extremo a otro, madera, madera, pura madera y los pies le mataban, ese lugar era su infierno, un lugar típico que al entrar anunciara: ‘Este lugar es típico del antiguo Japón’, si, era un tipo bar con variedades de fideos y demás platillos ya conocidos por el mundo con el toque de una posada antigua, donde los turistas y lugareños podían quitarse los zapatos y sentir el calor de la madera sobre sus pies para sentarse en el suelo para engullir cualquier platillo.



El reloj marcaba la hora del diablo, las tres de la mañana, pero no era exactamente por las leyendas acerca de esa hora, sino por la maldición que la ciudad le arrojaba, mas clientes, mas borrachos y quizás peleas. Él era bueno con la espada, cualquier tipo de espada pero con los golpes, ahí si era un desastre. Suspiró y volvió tras la barra a seguir preparando fideos. Finalmente cuando el lugar comenzó a cobrar vida retiro la mascarilla de su rostro, agilizo las manos y piernas, atendiendo a cada grito escuchando su nombre. Y aquí es cuando nos hemos dado cuenta que sigue anónimo, pero si nos concentramos bien y dejamos que el ruido fluya con tranquilidad podremos escuchar la ronca voz de aquel jefe llamando, así es, ahora podemos escuchar ese ronquido que mas bien figura a un gruñido chirriante como aquella señal molesta que entra al tímpano sin explicación alguna.



— ¡Hide-Zou! — He aquí su nombre, al escucharlo frunció el ceño haciendo que su mirada ahora reflejara lo que nadie quiere ver, molestia, enojo, furia, frustración, un enfado total con la vida, con todos y con nadie. De malas preparó lo que debía y así obrando como una maquina hasta que el reloj dicto las cinco de la mañana. Nadie, quizás dos clientes bebiendo en la esquina, pero nadie aun. Tomo asiento cuando su compañero fue a descansar al menos quince minutos, dormir ese tiempo era como tomar una bebida energizante, su jefe se había marchado a la planta de arriba para no despertar más. Solo él y aquellos dos que parecían irse de un momento a otro. Los acompañó hasta la salida y luego volvió a correr la puerta para sentarse y ver la nada, cerrando los ojos oliendo la humedad que desprende la madrugada que para muchos como para él tenía un aroma de lo más delicioso pero aquello no duraría absolutamente nada. Las puertas se corrieron de forma estrepitosa haciendo que sus arrugas se remarcaran más en su entrecejo, abrió los parpados y le miro, le observó y suspiró al sentir que todo el aire le era exprimido del cuerpo.



Capitulo ll



¿De qué color eran sus cabellos?, ¿Eran sus verdaderos ojos?, preguntas y más preguntas, no había nada, ni señal en su cabeza que nos indicara un poco de lucidez. La figura se tambaleaba delante de él, le miraba con una sonrisa extraña, con una mirada aún más encantadora de la que tendría si estuviera en un estado natural. Hide-Zou saltó inmediatamente de su asiento y antes de que aquel tipo cayera corrió sosteniendo sus hombros pero pesaba mas de lo que aparentaba haciendo que el castaño se doblara flaqueando con las rodillas. Se maldijo una y otra vez, era bastante débil inclusive con tipos como esos. Pero mientras sus pensamientos le gritaban lo idiota y poco útil que era su pequeño visitante se reía con sarcasmo.

— Dime una cosa pequeño y estúpido cocinero, ¿te parezco imbécil? — Fueron las primeras palabras que salieron de aquellos labios delgados y pequeños pero bien colocados en ese rostro redondo y despejado.



— ¿Pero qué…? … ¿Qué diablos? — No, no podía articular palabra alguna cuando acababan de insultarle así porque sí. Seguramente era un tipo con dinero que se había ido de borracho por el barrio rojo o del amor y alguna prostituta le había arrojado palabras con infinito desprecio. Hide-Zou poco tolerante le dejo caer, suspiro y trato de levantarlo para sacarlo de ahí. Pero no podía moverlo, era mas alto y mas pesado.

Se quedó pensando, le veía, de pies a cabeza, alto, no era delgado, era musculoso, bueno tampoco un animal lleno de esteroides, estaba bien formado. Su rostro era redondo pero no gordo, en su chata nariz llevaba una perforación, sus ojos eran demasiado rasgados como para ser real, sus ojos, ¿eran de ese color?, no, ese azul tan perfecto sol era producto de las lentillas, y llevaba el cabello recogido en una coleta alta, si, su color era negro como el del resto de su ropa. Algunos cabellos caían sobre su rostro pero no eran por rebeldes, era porque así se los habían acomodado. Parecía un tipo sacado de un concierto o quizás algo similar. Su piel no era perfecta ahora que lo veía bien y el olor a cigarrillo era mas fuerte que el del alcohol. Se notaba que había comenzado a fumar desde temprana edad por la ronca y varonil voz que se cargaba. Aunque debía admitir que eso lo dejo de una sola pieza, no había escuchado un timbre tan sexy en mucho tiempo.

Pero aún tenía un problema, un borracho durmiendo en la entrada y no sabía cómo sacarlo. Suspiró resignado, resoplo molesto y estuvo a punto de ir por agua caliente y dejarla caer sobre ese rostro que de lejos lucia perfecto. Pero entonces el olor de jabón y jazmín le hicieron voltear. Era aquel sudoroso compañero quien terminaba su pequeño descanso, se acercó y observó la escena.




— ¿Lo has matado? —Preguntó de la nada, como si fuera tan real. Quizás eso comprobaba que Hide-Zou era un monstro a los ojos de los demás.



— No, solo se ha caído de borracho. Ha entrado, ha preguntado algo y se ha caído justo iba a despertarlo para decirle que se largara pero está aquí… pero es pesado. — Su habla con los demás era poco fluida, rápida y precisa.



— No te precipites, recuerda las reglas, debemos llamar un taxi para que lo lleven a casa aunque claro debemos buscar una identificación, el cliente es lo primero. —Esas palabras molestaron a Hide-Zou por la poca lógica que tenía.



— Ni siquiera es cliente nuestro, ¿Cómo puedes decir que es nuestra responsabilidad? —Chistó mientras el otro revisaba los bolsillos del borracho anónimo.


— Ha caído con nosotros, no debes de tener un corazón tan duro, tenemos una responsabilidad frente a nosotros y…



— Espera, espera — Interrumpió el castaño. — Digamos que un tipo salvaje viola a una jovencita y se viene a refugiar aquí… ¿sería nuestra responsabilidad?



— Lo que dices no tiene lógica pequeño. —Y sin más explicaciones se concentró hasta buscar una tarjeta que solo contenía un par de Kanjis — ¿Qué diablos pone aquí Hide-Chan? — Y el castaño bufó cuando le pasó aquella tarjeta.



— ¿Eres tan… no puedes leer lo básico? — Tomo la tarjeta y al verla por ambas caras frunció el ceño — Hiroki… pone… Hiroki… ¿será su nombre?



— Pues debe de serlo… No trae nada más encima, quizás lo han asaltado. — Dedujo con resignación aquel hombre.



— ¿Qué haremos con el cadáver?



— No te expreses así de pobre… Lo llevaré allá atrás, te toca descanso puedes vigilarlo, ahora es tu responsabilidad… Es tan solo un gato perdido.



Era lo más estúpido que alguien le había dicho, solo para él era un vagabundo, nada más pero después de todo siguió a su compañero quien si aguantaba al otro, lo puso en una de las camas